sábado, 30 de julio de 2011

Hipolitía 4.b

4. b)

En la casa de los felices había un caos poco usual, Zeus estaba de viaje y la anarquía reinaba, los dioses no se ponían de acuerdo, y había aguas muy revueltas. Finalmente llegó zeus despues de visitar templos de lejanos lugares que requerían su atención. Posidón estaba bramando, quería asesinar a Teseo y darle a Hironte la corona de Atenas. Apolo se rehusaba a cualquier premio a Hironte que había maltratado a uno de sus oráculos. Afrodita estaba en una gran duda con respecto a Hipólito, pues por un lado quería matarlo por no respetarla (y enemistarse con Artemisa) o dejarlo libre por el amor que le profesaba Frederic. Hera estaba asombrosamente en paz, lo cual era bueno, no era fácil calmar su ira cuando se enojaba. Zeus escuchó a todos y les dijo que en dos días llegaría a una resolución.

Esa noche y el día siguiente estuvo hablando con Hera para ver como compensar las pasiones de los demás sion ofender demasiado a los otros. Finalmente encontraron una solución y fueron a exponerla a los dioses. No satisfacían completamente a ninguno, pero tampoco les llevaban la contra. Con respecto a Teseo (a quién Zeus tenía un particular cariño) decidió no matarlo, pero quitarle su bien más preciado, iba a perder a su mujer, su hijo y su ciudad. (con esto Posidón aunque ofuscado, al menos iba a permitir que viviera), con respecto a Hironte, decidieron que no iba a recibir apoyo, no iba a conquistar Atenas, pero tampoco iba a recibir oposición, la lucha contra Teseo iba a ser en términos de igualdad, sin ayuda divina por ninguno. Finalmente encontraron el castigo a Hipolito que iba a agradar a Afrodita y no ofender a Artemisa, Hipólito se convertiría en mujer, de esa forma sería castigado por odiar a las mujeres, y más aún iba a tener ciertos instintos que lo influenciarían para que amara a Frederic, y así ella también sería recompensada, y sería la reina de Atenas como era bien merecido despues de las penurias que padeció con el viaje de Teseo.


Piritoo habló francamente con Teseo sobre lo sucedido, buscaron a cinco de sus mejores hombres, diestros en la espada y acostumbrados a la batalla. Siete contra once no era un mal número, y la pelea desviaría la pesadez que estaba pesando por los guerreros debido a la inactividad. Sería bueno volver a tensar los músculos, ver sangre, encomendarse a ares una vez más. Fueron cautelosamente de noche, no por cobardes sino porque querían capturar a la mayor cantidad de vivos que les fuera posible. Y una lucha abierta reducía las posibilidades, a menos que fueran cobardes, pero no se debía subestimar al enemigo.

Llegaron al lugar y había una hoguera, tres guardias patrullaban y el resto dormía. Se encargaron de dos de los guardias (no encontraron al tercero, posiblemente huyo cuando vio la acometida, o se fue a mandar un mensaje a alguien de lo cual salían dos posibilidades: o que se fue antes de que ellos llegaban y por motivos desconocidos, o se fue despues que ellos llegaron y entonces había refuersos que iban a atacarlos a escondidas) y capturaron a cuatro hombres (los otros se habían despertado antes de ser apresados y murieron en batalla). Sin contar al viejo atado.

Se los llevaron a todos para el campamento, a los presos los ataron bien y amordazaron, dejándolos atados a picas de madera. Al viejo le dieron alimento, agua y le ofrecieron una tienda para que durmiera. Piritoo estaba entusiasta por la breve batalla, mientras que Teseo estaba aún más cabisbajo y meláncolico que de costumbre desde que las tormentas los atormentaban, y eso era decir mucho de ese fuerte y generalmetne alegre hombre.

A la mañana siguiente, tenían que conseguir información, Piritoo se encargo de hacer los interrogatorios a los presos y Teseo habló con el viejo. Los presos sólo eran mercenarios de poca monta que habían sido contratados para secuestrar al viejo y mantenerlo cerca. Estaban a las órdenes del tirano de Poros una ciudad vecina (estaban en Megalo Neori) Hironte era su nombre, y era un tirano terrible, según se contaba en la zona.

El viejo, dijo ser el verdadero oráculo de la gruta, y dijo ser secuetrado para ocultar la verdad, pero que apolo no se olvidaría de sus servicios. Pero no todas eran buenas noticias. Parece que Teseo despertó la cólera de Posidon, cuando mato a su hijo en el laberinto, no tanto por el hecho de matarlo, sino por no haber honrado sus restos, por dejarlo para comida de perros, y ni siquiera hacer ofrendas a su padre. Por otro lado, Poros era un tirano cruel, pero era muy respetuoso de los dioses, asi que rogo a Posidón para que te retuviera para poder él invadir una Atenas acéfala. Como dijo, Posidón tenía en alta estima a Hironte y le guardaba rencor a Teseo, asi que accedió. Pero Hironte cometió una falta al secuestrar al Oráculo, con lo cual perdió favores divinos por tan pérfida acción, pues temía que si él le contaba a Teseo el verdadero motivo de su retraso, éste fuera a Poros a invadir con su ejército.

Teseo entró en un rapto de colera, empezó a destruir su propia tienda si no fuera porque Piritoo y sus demás compañeros que lo detuvieron con grandes esfuerzos. Tenían que tranquilizarlo de alguna manera antes de pensar en lo que les depararía el futuro.


En la taberna las cosas se movían ágilmente, el dueño de la misma era un guerrero retirado, que ante la inminente invasión desidió tomar cartas en el asunto y se unió al grupo, que cada vez era más grande, el miedo al saqueo por un lado, y la fama de los “guerreros del dragón” (llamados así porque la taberna tenía el título de “semillas del dragón” haciendo alusión a la procedencia del dueño de Tebas). Así, los guerreros del dragón crecían en disipulos y ya se había adaptado la taberna y lugares vecinos para el entrenamiento, se organizaban a modo de falanges, como buenos griegos, y todos buscaban la protección de su modo de vida, o si no tenían nada que perder, la oportunidad de ser alguien.

Las noticias de este grupo alarmó a la guardia de la ciudad que, debilitada por la ausencia del rey y gran parte del ejercito por un lado, y con una amenaza externa por el otro. El comandante a cargo, un valeroso, pero joven guerrero, se dirigió con sus pocos adeptos a desbaratar el “ejercito del dragón” antes que tomaran el poder por la fuerza. Había llegdo tarde, evidentemente, y en la batalla perdió a casi todos los hombres, cayendo el mismo en prisión. Destartalada la única fuerza significativa de la ley empezaron los motines. Pero Jean-Pierre tomo el trono vacío, sin que nadie se atreviera a protestar, y con el apoyo (más que apoyo, fue idea de Fedric, tras una larga discución en la cual se evaluaba quién debía ser la cara visible, pues aunque Jean-Piere era el monarca, Fedric, Antoine (el tabernero) y tres guerreros de valor que sobresalían en sus artes de combate decidían todo en conjunto, debatían y opinaban libremente.

Ya en el castillo, y en posesión de las armerías reales, pudieron equipar al ejercito del dragón apropiadamente. Y luego de dos semanas liberaron al jefe de guardias y le restituyeron el cargo, le dio hombres a su cargo para que reinstalara la ley dentro de las murallas.

Pero mientras “jugaba al rey” el ejercito enemigo se acercaba, y no tenían buenos exploradores, así que Jean-Pierre decidió tomar cartas en el asunto personalmente, él era muy bueno como explorador, y conocía los bosques y las montañas que rodeaban a la ciudad, sabía como explorar y como vigilar, como cazar y como armar trampas. Si bien todos insistieron en ayudarlo en la misión rehusó compañía, pues el trabajo se hace mejor solo, y porque ten´pian una tropa que organizar, entrenar y endurecer. Lo que no sabía es que ese viaje era mucho más peligroso que lo que sospechaba, y no precisamente por el ejercto enemigo.

En el bosque mientras buscaba el sendero para ir a explorar vio de reojo un ciervo blanco que corría, lo persiguió, porque era un buen augurio pero tambien porque era hermoso, y pocas veces tenía la oportunidad de ver uno. Corrió por todo el bosque buscándolo, sin saber que era Afrodita metamorfoseada a quién perseguía, que lo odiaba por su desprecio hacia las mujeres y hacia su divinidad. Le mostró un claro dónde había una pequeña laguna, y cuando llegó había un arco hermosamente talladado, le faltaba la cuerda para tenzar y no tenía flechas, pero el arco era inconfundible entre el follaje, de una madera exquisitamente tallada medía poco menos de dos metros, y tenía un agarre que se acomodaba perfectamente a su mano, al agarrarlo sintió una poderosa energía que le recorría todo el cuerpo, en poco tiempo la energía dejo de molestar, pero se sentía raro, como si hubiese cambiado algo dentro suyo. Leyó la inscripción que tenía tallada la parte superior del arco “HIPOLITA” y se largó a llorar desconsoladamente. Por algún extraño sortilegio había encontrado el arco de su difunta madre, reina de las amazonas, denigrada por propios y ajenos, sin nadie que velara por su memoria. Salvo él. Tenía que restaurar su memoria, su gloria, tenía que salvar Atenas.

Siguió por los bosques hasta llegar cerca del campamento enemigo, eran muchos, quizás tres mil guerreros, que sumado a los ayudantes y demás gente sin importancia en el recuento podrían llegar fácilmente a siete mil, pero a quién debía derrotar era a esos tres mil importantes, usaban lanzas lo cual era algo bueno y malo. Bueno, porque eran griegos, malo, porque estaban bien instruidos. Entre sus hombres en el último recuento apenas llegaban a mil y unos quinientos bien armados, el resto con poco y nada de entrenamiento y de armas. Tenían la ventaja de las murallas, pero carecían de arqueros competentes. La lucha no se mostraba positiva. No tenían grndes posibilidades de ganar sin la ayuda de algún dios, y últimamente no estaban caritativos con él.

Cuando estaba volviendo vio a lo lejos un pequeño grupo de seis hombres que se internaban en el bosque, los siguió sigilosamente sólo para descubrir que estaban envenenando la corriente de dónde se saca agua en la ciudad. Y eran muchos para pelear él solo, ante las opciones decidió correr a Atenas para avisar y evitar la mayor cantidad de muertes. Los dioses definitivamente no estaban ayudándolo.

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