sábado, 7 de mayo de 2011

primera parte

1

Un día frío en la ciudad de Córdoba, un joven con un sobretodo algo pasado de moda sube hasta el paraíso del Teatro del Libertador, sin saberlo, verá la última obra de teatro de su vida, pero la verá en francés. Una compañía que tiene cierto reconocimiento en Europa pero es poco conocida de este lado del mar va a hacer una representación nueva de una obra vieja. Una antigua obra de Racine, pero Hipólito (así se llama el joven de quién hablamos) no sabe si respetarán el guión original o no.

Tampoco le interesa demasiado, simplemente el hecho de ir, (y más aún el hecho de decir que fue a ver a una compañía francesa al Teatro del Libertador) es lo único que le importa, mostrarse cosmopolita y seguro de sí mismo. Leyó la tragedia de Racine en francés, pero cotejándola constantemente con una versión traducida.

Un hombre con una toga blanca habla solo, anhelando su mujer a la que tuvo que dejar tiempo atrás por un viaje que se le imponía. Ahora que había cumplido su cometido tenía la intención de regresar, pero el tiempo era demasiado tempestuoso para zarpar. Se reúne con un compañero de armas, a juzgar por su espada en el cinto y su escudo en la espalda, y el amigo lo mira extrañado. “¿Por qué tienes tan turbado el semblante?” inquiere el amigo “Pues hace ya dos años que no veo a mi esposa más que en sueños, tengo visiones espantosas”, “Entonces deberíamos hablar con un adivino, para saber mejor lo que los dioses quieren”

Un joven con frac llega a la ciudad de las luces, llega a una taberna y saca una bolsa llena de monedas de oro, le dice al tabernero: “te doy este dinero para que pueda estar mi entera estadía, que no pasara de una semana, sin tener que ver a ninguna mujer, así que tiene que echarlas a todas” el cantinero se ríe nerviosamente al principio pero al ver que la decisión está tomada, hace lo que le pide, pues estaba ansioso de poner las manos sobre esa bolsa de oro.

Una mujer de dudosa moral con el pelo corto y frac, estaba sentada en ese momento con dos jóvenes en esa taberna, está hablando con una voz gruesa y potente, para no llamar la atención a sus pechos. En una época ella fue una reina, todos la alababan pero su rey, su marido se fue en una expedición tiempo atrás, y usurpadores se apoderaron del trono.

En la universidad corría el rumor de un compañero que decía ser francés, que fumaba pipa y que leía a Baudelaire en los lugares comunes, siempre solitario, siempre aislado, pero llamando la atención. También se comentaba que no hablaba nunca con nadie, otros decía que era mudo, y alguno decía que era simplemente misántropo. La cuestión es que una muchacha había caído bajo sus encantos, pero él la rechazó desdeñosamente en medio de un concurrido público. La fama de él se incrementó, y la reputación de ella fue motivo de aislación involuntaria, se había convertido en una paria, y sus amigas tenían miedo de juntarse con ella. Al menos eso pensaba ella, nunca sabremos si primero la aislaron y después ella sintió vergüenza de sí misma o si fue a la inversa.

Quizás fue el destino, quizás algún factor totalmente aleatorio, pero lo cierto es que cuando fue a la biblioteca en busca de algún libro en el cual volcar su frustración la bibliotecaria le dio un libro de Chandler. Al tener su vida social acotada se sumaba el tiempo libre que no gastaba en estudiar pues su elección de la carrera a seguir no fue totalmente voluntaria devoró libro tras libro, comía poco, dormía menos.

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